luns, 14 de novembro de 2016

Fernando Quesada: profeta en Galicia, ilustre en Madrid



Félix Caballero

Fernando Quesada Porto (Ourense, 27 de agosto de 1933-Vigo, 17 de junio de 2016, a los 82 años) es uno de los humoristas gráficos gallegos y españoles más relevantes de los últimos 50 años. Su colaboración diaria en Faro de Vigo durante medio siglo (1961-2011) tiene pocos paragones en la prensa española e hizo de él durante las décadas de 1970 y 1980 el humorista gráfico más popular en Galicia, con un extraordinario éxito de ventas de sus antologías de viñetas. Pero para entonces ya era el dibujante gallego de humor más prestigioso en Madrid merced a su colaboración desde 1964 durante cinco lustros en lo mejor de la prensa de la capital (Arriba, Pueblo, ABC, La Codorniz, Cambio 16, Interviú), sin dejar nunca de vivir en Vigo ni de publicar en Faro. Fue, además, el primer humorista gráfico español que caricaturizó a miembros del Gobierno en ejercicio después de la Guerra Civil.

 

Una familia de artistas


Fernando Quesada nació en el seno de una familia con más de una veintena de artistas plásticos. Era hermano, marido, padre y tío de pintores e ilustradores. Fue el segundo de seis hermanos, dedicados todos al mundo del arte y la cultura. Xaime (1937-2007), que firmaba sus obras como Quessada, con dos eses, y Antonio (1932-2015) han destacado como pintores. Carlos (1936) y Fernando han brillado como dibujantes e ilustradores. María Teresa (Marieta) ­–la única mujer– se ha significado en la elaboración de tapices. Heriberto (1935), por su parte, siguió la senda del periodismo y fundó varias revistas y agencias de noticias. En 1999, el club cultural Alexandre Bóveda de Ourense rindió un homenaje a los seis hermanos destacando su “polifacética labor cultural”.

Hay que añadir que Fernando también cultivó la pintura. En él, el pintor y el caricaturista son inseparables. Su estilo, siempre con humor, es libremente realista, barroco en el fin, bordeando el expresionismo. Sus pinturas se caracterizan por una mancha suelta y un cromatismo exultante, caliente, en los que nunca desaparece el buen dibujo en el que se asientan, como ha escrito el crítico de arte y periodista Francisco Pablos. Novacaixagalicia organizó en Vigo del 5 de octubre al 6 de noviembre de 2011 una exposición antológica de su obra como pintor.

Fernando se casó, además, con una relevante pintora (Ana Legido, 1939-2012), y la segunda generación de la familia Quesada también está muy vinculada al mundo del arte, con nombres propios como los pintores María Teresa (Marieta) y Alejandro (Yayo) Quesada, hijos del humorista gráfico; el también artista plástico Xaime Quesada (ya fallecido, hijo del pintor del mismo nombre); la ilustradora María Fe (Maife) Quesada y el escultor y pintor Antonio (Toño) Quesada, hijos de Antonio, o el diseñador Herikberto Muela, hijo de María Teresa.
 

Funcionario de Hacienda

Fernando Quesada estudió Profesorado Mercantil y luego, en 1958, ingresó en el cuerpo de gestión de la Hacienda Pública, como su padre, donde llegó a ser inspector jefe del Servicio de Vigilancia Aduanera en Vigo hasta su jubilación en 1998.

Fue, pues, funcionario durante 40 años. Un caso similar al de otro de los humoristas gráficos gallegos más importantes de las últimas décadas, orensano también, Xosé Lois, aunque este en el área de las telecomunicaciones. Xosé Lois, más conocido como O Carrabouxo por el personaje que dibuja diariamente en el diario La Región desde 1982, fue jefe provincial de Telecomunicaciones en Ourense durante 36 años hasta su jubilación, en abril de 2009.
 

Medio siglo en Faro de Vigo


Fernando Quesada colaboró diariamente en Faro de Vigo durante cincuenta años, de 1961 a 2011. Una insólita historia de fidelidad profesional superada solo por Antonio Mingote (1919-2012), que estuvo ligado al diario ABC durante casi 60 años (1953-2012). El dibujante orensano se convirtió enseguida en el gran editorialista gráfico de Faro, llenando el vacío existente en este sentido desde las décadas de 1920 y 1930, en las que Federico Ribas (1890-1952), primero, y Alfonso Daniel Rodríguez Castelao (1886-1950), después, desempeñaron brillantemente este papel. De este prolongado trabajo, cuantificado en más de 24.000 viñetas, dio fe la exposición Quesada, 50 anos de humor en Vigo, comisariada por su hijo Yayo, que se pudo ver en el Centro Social Novacaixagalicia de la ciudad olívica del 18 de mayo al 12 de junio de 2011.

Su primera viñeta fue publicada el 3 de junio de 1961. Era un chiste sobre el conflicto de Berlín, donde meses después se construiría el tristemente famoso muro. Salían el presidente de los EEUU, John F. Kennedy; el de Francia, Charles De Gaulle; y el primer ministro británico, Harold MacMillan, caracterizados de toreros; el líder soviético Nikita Kruschev como toro; y el expresidente estadounidense Dwight D. Ike Eisenhower advirtiendo a Kennedy desde la barrera.

Quesada se había presentado espontáneamente en la redacción de Faro con una carpeta con sus mejores dibujos, pidiendo hablar con el director, Francisco Leal Ínsua. Fue recibido por José Díaz Jácome –redactor jefe y futuro director de La Voz de Asturias, de Oviedo–, a quien le gustó tanto su trabajo que publicó la primera viñeta al día siguiente y en portada, a pesar de despedir al joven dibujante sin aclararle nada sobre sus pretensiones. Para Quesada fue una gran sorpresa ver al otro día su caricatura en el periódico.

Durante sus primeros tiempos en Faro de Vigo, Quesada hacía caricatura internacional, una de las pocas vías de escape que la férrea censura de la época dejaba a los humoristas, junto a la caricatura municipal, y siempre con muchos reparos.

La viñeta de Quesada se publicaba bajo el epígrafe “Así va el mundo”. En ella caricaturizaba a los principales líderes mundiales de la época, como John F. Kennedy y Richard Nixon (EEUU), Nikita Kruschev y Leónidas Breznev (URSS), Harold Wilson y Harold MacMillan (Gran Bretaña), Charles De Gaulle (Francia), Fidel Castro (Cuba), Golda Meir (Israel) o Indira Gandhi (India).

Quesada publicó su última viñeta en Faro de Vigo el 31 de julio de 2011. En ella recupera una autocaricatura de 1969, que fue portada del libro antológico Quesadas, publicado por la editorial Ir Indo en 1994.

 

Éxito fulgurante en Madrid


Después de la Guerra, y antes de 1966, el humor gráfico español languidece asediado por la censura, con el único reducto del ingenio de La Codorniz. En provincias, la situación era, si cabe, aún peor que en Madrid. La precariedad económica y el desinterés por las secciones de humor serán la pauta dominante en los periódicos. Se recurre al recorte de viñetas o se prescinde de ellas, y los dibujantes se ven obligados a marcharse a los diarios de Madrid o Barcelona.

La inexistencia en España de una prensa regional fuerte impedía la aparición de un humorista gráfico regional importante, como fue en su tiempo el Castelao de Faro de Vigo. Como consecuencia de las dificultades económicas, la modesta difusión y el anquilosado conservadurismo de la prensa de provincias, el dibujante de humor que empezaba en ella se encontraba enseguida ante tres únicas soluciones: abandonar el oficio, resignarse al amateurismo provinciano (lo que hizo, por ejemplo, un contemporáneo de Quesada, Atomé, o emigrar a Madrid o Barcelona.

El caso de Quesada fue realmente singular, pues emigró a la capital de España sin vivir nunca allí ni dejar de colaborar diariamente en Faro de Vigo. Pero lo cierto es que durante varios lustros años publicó con éxito en las mejores cabeceras de Madrid. Comenzó en 1964 en Arriba, el diario de la Prensa del Movimiento que dirigía el gallego Manuel Blanco Tobío, y en 1969 Emilio Romero se lo llevó al vespertino Pueblo. También colaboró con ABC y las revistas La Codorniz, Blanco y Negro, Interviú, Cambio 16, La Actualidad Española, Telerradio, Posible y Leer, algunas de ellas fundadas o dirigidas por su hermano Heriberto.

Enseguida cosechó un gran éxito popular y profesional, que se tradujo en un montón de importantes premios, empezando por el Mingote ya en 1969. En 1981 ganó el Plomada Horizontal, el galardón que la empresa Agromán concedía todos los años a la mejor viñeta sobre la construcción, dentro de la convocatoria de sus premios Paleta Agromán. Quesada recibiría también muchos otros premios, como Populares de Pueblo (1977, compartido con José María Pérez González, Peridis), Moros y Cristianos, Premio de la Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE) y la Vieira de Oro (de la Enxebre Orde da Vieira, colectivo de profesionales gallegos en Madrid).

En Galicia fue distinguido con el Premio Galicia de Comunicación (de la Xunta de Galicia, en dos ocasiones), el Curuxa de Humor (del Museo del Humor de Fene) y el Reconquista (del Ayuntamiento de Vigo).

El rápido éxito cosechado por el humorista orensano en Madrid hizo que enseguida recibiese atractivas ofertas para trasladarse a vivir a la capital. Pero Quesada las rechazó todas, porque “no quería dejar tirado a Faro de Vigo”, según su hijo Alejandro. Por eso, mandaba todos los días su viñeta en el tren expreso que salía de la ciudad olívica a las 20.15 horas.

 

Pionero de la caricatura política nacional


Según afirma Iván Tubau en su libro El humor gráfico en la prensa del franquismo, Quesada se convirtió en Arriba en el primer humorista gráfico español que, al suprimirse la censura previa con la promulgación de la Ley de prensa e imprenta de 1966, empezó a sacar con asiduidad ministros españoles ejercientes en sus chistes.

Se trataba de una labor llena de dificultades, pues si bien la censura previa había sido derogada, la Ley de prensa e imprenta –llamada también Ley Fraga por haber sido inspirada por el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga– incluía una serie de fuertes restricciones al libre desarrollo del periodismo, especialmente en su artículo 2, que obligaba a los medios de comunicación a acatar “la Ley de Principios del Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales”.

A estas dificultades se refería Tubau en su libro:

“Unha empresa casi quijotesca, abocada al fracaso absoluto o relativo: [Quesada] si se queda corto, no llega; si se pasa, no pasa. (…) Así, su campo de acción se ve muy reducido y tiene que recurrir con demasiada frecuencia a la alusión desvaída y al abuso de rótulos y simbolismos recargados que pretenden expresar lo coyunturalmente inexpresable. Su dibujo y su humor salen bastante perjudicados en esta especie de torneo desigual”.

 

Una extraordinaria popularidad en Galicia


Hacia 1970, Quesada era ya un humorista con popularidad y prestigio en toda España merced a sus colaboraciones en la prensa de Madrid. Un humorista galardonado incluso con el Premio Mingote, como ya se ha dicho. Es a partir de entonces cuando se convertirá también en un dibujante extraordinariamente popular en su tierra, Galicia.

Con la tímida apertura de los setenta, Quesada fue ganando pieza a pieza los límites de la temática de sus chistes, explorando la cotidianidad de la cultura tradicional y empleando, ya desde 1970, la lengua gallega como la principal de sus viñetas. Es entonces cuando aparecen sus personajes más característicos y divertidos: los labriegos maestros de la retranca, los afiladores que llevan media hora pidiendo paso entre el tráfico rodado, los emigrantes sentados en sus maletas, los albañiles y los canteros que manejan petrodólares, los gameleiros que adelantan en cambio de rasante...

Como ha escrito Pablos, su visión de una Galicia elemental, marinera y rural, es tan peculiar que alcanza el rango de emblemática, más que tópica, hasta el punto de que para casi todo el mundo los paisanos del país son como Quesada los interpreta, “cachazudos e retranqueiros".

“… Quesada é un artista que reinventou un país. Tanto é así que un xa non sabe se é que sintetiza os paisanos ou é que os paisanos acabaron por ser, falar, comportarse como os pinta Quesada, que tamén sería posible e ata probable. A retranca, a sutileza, a ironía, a picardía, apréndese mellor no traballo cotián do noso chisteiro ca en tódolos tratados de costume”.

Quesada se convirtió así en el humorista gráfico más popular de Galicia, sobre todo en el campo de influencia de Faro de Vigo. Sus viñetas llenaron las paredes de las tabernas de las aldeas y villas gallegas y fueron recogidos en cinco libritos de la colección “O Moucho” de Ediciones Castrelos, la editorial que dirigía Xosé María Álvarez Blázquez. Titulados genéricamente Chispas da roda, se editaron en 1971 (nº 23 de la colección), 1973 (nº 31), 1974 (nº 43), 1976 (nº 51) y 1979 (nº 58). Tuvieron una gran demanda, a juzgar por las reediciones que de casi todos se hicieron (ocho del primero, cinco del segundo, cuatro del tercero), hasta el punto de convertir a su autor en el más vendido de todo el sistema editorial gallego. El humorista orensano es, además, quien repite más entregas en la colección “O Moucho”, por delante incluso de dos mitos del galeguismo como Castelao (cuatro títulos) o Ramón Otero Pedrayo (dos).


Primera viñeta de Quesada en Faro de Vigo, 3-6-1961
Nikita Kruschev y Fidel Castro, Faro de Vigo, hacia 1961.

Última viñeta de Quesada en Faro de Vigo, 31-7-2011.

Premio Plomada Horizontal 1981.

Portada del primer volumen de Chispas da roda.
Los labriegos típicos de Quesada, Faro de Vigo, 1982.



1 comentario:

  1. Excelente humorista, agudo, inteligente, era de los que dejan huella. Conservo sus libros como un tesoro y los sigo releyendo con gran placer. Me acercan a mis raíces. Lo echo de menos

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