luns, 12 de decembro de 2016

La revista ‘Retranca’ (2007-2011) y su papel catalizador del nuevo humor gráfico gallego



Félix Caballero Wangüemert

A mediados de la primera década del siglo XXI, la nueva generación de humoristas gráficos que venía colaborando en la prensa diaria gallega desde hacía diez años antes alcanza ya la madurez y confluye en su mayoría en una revista de humor que se convertirá en símbolo de la nueva etapa del humor gráfico en Galicia: Retranca (2007-2011). A diferencia de los periódicos y los suplementos de humor aparecidos en la comunidad autónoma en las dos décadas anteriores, Retranca es propiamente una revista de humor y combina, además, el humor gráfico con el cómic, siguiendo el modelo de El Jueves, con la que compartirá muchos colaboradores, algunos gallegos y otros foráneos.



Retranca fue fundada en Vigo en octubre de 2007 por Kiko da Silva, quien era también su director. Del número uno se tiraron 8.000 ejemplares. En la revista colaboraron buena parte de los nuevos humoristas gráficos de la prensa diaria gallega (el mismo Kiko, Pinto & Chinto, Leandro, Meixide, Davila…), por lo que esta nueva etapa, que aún está en su amanecer, podría ser llamada provisionalmente la de la generación de Retranca.


En Retranca no sólo colabora una nueva generación de humoristas. Su espíritu tiene muy poco que ver con el que tenían los periódicos de humor aparecidos en la comunidad autónoma en las dos décadas anteriores: Can sen Dono, Xo! y Sapoconcho, boletín –este último– del Museo del Humor de Fene.


En primer lugar, se presentaba como la primera revista de humor gallego, y en sentido estricto lo era, porque, a diferencia de sus predecesoras, no estaba hecha en formato de periódico, sino de revista propiamente dicha, con papel de gramaje a todo color y un tamaño llamativamente pequeño (17 x 22 cm.).


Además contaba con una página web (www.revistaretranca.com), algo que ninguna de las tres publicaciones anteriores tuvo, bien es cierto que entonces los sitios digitales no existían o estaban comenzando.


La tercera diferencia tiene que ver con la estructura de la revista. Retranca ya no es una publicación de viñetas y tiras, sino de historietas de una página. La estructura recuerda bastante a la de El Jueves, donde colaboran algunos de los humoristas de la revista gallega. Eso sí, pretende ser tan satírica y mordaz cómo lo era Xo!, y de hecho tuvo un serio problema por eso, pero no con la Administración, sino con la imprenta. El número 28, dedicado a la visita del papa Benedicto XVI a Galicia, fue secuestrado por el impresor, que se negó a entregar los ejemplares de la revista para su distribución, aduciendo su desacuerdo moral con el contenido.


La cabecera era obra de Alberto Guitián. La revista tenía como mascota la figura de un integrante de la “santa compaña”, con una plumilla de dibujo ardiendo como una antorcha “para dar a entender que a revista ía tratar os temas máis ardentes da sociedade galega”, según se explicaba en un artículo (“Como se fai Retranca”) aparecido en el número 26 (p. 30). Tenía como subtítulo “Lerasnos de morto se non nos les de vivo” (jugando con el famoso dicho sobre el santuario de San Andrés de Teixido: “Vai de morto o que non foi de vivo”), y por lema, “A revista mensual de humor galego”, que a partir del número 22, de octubre-noviembre de 2009, mudó a “A revista bimestral de humor galego” por el cambio de periodicidad.


La periodicidad, al principio mensual, pasó a bimestral desde el número 22, de octubre-noviembre de 2009. Tenía 24 páginas a color, que se convirtieron en 48 a partir del número 21, de agosto-septiembre de 2009. El número 28, de octubre-noviembre de 2010, era extra y tenía 64. La revista comenzó con un precio de 2,20 euros, que pasó a 3,95 a partir del número 22. El  número 28 (extra) costaba 4,50 euros.


Como editores figuraban Kiko da Silva y Juan Antonio da Silva. El primero era también el director y figuraba además como director de arte de la publicación junto a Alberto Guitián. Había un equipo de redacción formado inicialmente por Kiko da Silva, Alberto Guitián, Pestinho + 1 (Miguel Carvalho, Heitor Rial, Paco Paradelo). Con el tiempo también formarían parte de él M. Lourenzo y Fernando Iglesias (Kohell), desapareciendo muchos de los redactores primeros. Entre sus colaboradores figuraban Manuel Rivas, Miguelanxo Prado, Xaquín Marín, Pinto Chinto, Kohell, Leandro, Luís Davila, Andrés Meixide, Jacobo Fernández y el colectivo Reizentolo, así como algunos humoristas de fuera de Galicia, como Idígoras & Pachi o Mel, conocidos por sus colaboraciones en El Mundo o El Jueves.


A pesar de suponer un evidente relevo generacional, la revista se abrió también a la vieja guardia. Xaquín Marín, Siro, Xosé Lois y Pepe Carreiro colaboraron en ella, e incluso Kiko da Silva rescató tiras de “Gaspariño”, de Marín, que hacía décadas que no se publicaban. Incluso, a partir del número 14, se hizo un guiño a Castelao con la sección “Castelao 2009”, que en 2010 pasaría a llamarse “Castelao 2010” por razones obvias, en la que el fundador y director de la publicación imitaba el estilo del maestro.


La revista no aceptaba subvenciones. Vivía exclusivamente de la publicidad y de venta al público. En el número 22 (el primero bimestral) aparece una nota que dice (p. 3):

“ATENCIÓN: En “Retranca” tamén estamos sentindo o poder da kriseptonita. Levamos dous anos saíndo mes a mes aos quioscos, algo que para nós xa é superheroico. Pero a caída da publicidade obríganos a ter que saír cunha nova periodicidade bimestral, con máis páxinas e un superprezo. Non sabemos canto poderemos resistir, pero mentres o corpo aguante seguiremos dando fungueirazos retranqueiros. Voltamos en decembro!”.


La advertencia se repetirá en los números 23, 24 y 25 con el único cambio de “crise” por “kriseptonita”.


Ese mismo número 22 es el primero en el que la revista pone en práctica una original manera de recaudar fondos: el apadrinamiento de páginas por los lectores (fundamentalmente empresas). El padrino pagaba cinco euros y al pie de la página aparecían los datos da su empresa. Se podía escoger la sección. La primera página apadrinada es una de Xaquín Marín (la cinco del número 22) y el padrino es la Librería Contos de Cambados (Pontevedra). En ese número hay cuatro páginas apadrinadas. En el número 23 serán 26 de 43 disponibles (la revista tiene 48, pero cinco llevan publicidad), lo que equivale al 60%. En el número 24 bajan al 29% (13 de 45). En el 25 suben al 40% (18 de 45). Seguirán existiendo páginas apadrinadas hasta el último número, en el que el porcentaje solo llega al 8% (4 de 46).


Retranca duró justo cuatro años. Se editaron 33 números entre noviembre de 2007 y noviembre-diciembre de 2011. El número de enero-febrero de 2012 ya no vio la luz, porque la empresa que la distribuía, Coedis (Consejeros Editoriales para la Distribución, la segunda distribuidora más grande de España), entró en concurso de acreedores y dejó de pagar a todos sus proveedores. A Retranca aún le deben veinte mil euros, según Kiko da Silva, que, a pesar de las dificultades, no descarta resucitar la revista. Con todo, Da Silva cree que el éxito de Retranca se debió en buena parte al hecho de haberla distribuido con una empresa de fuera de Galicia (Coedis es catalana), porque las gallegas “pertenecen todas a grupos de medios de comunicación, con lo cual, si molestas te dan la patada” (entrevista personal, Pontevedra, 12-2-2014. Todas las declaraciones del humorista que aparecen en este artículo proceden de esta entrevista).


A pesar de tener una vida relativamente corta, Retranca consiguió un reconocimiento no solo autonómico, sino también nacional, recibiendo el Premio del Público del Salón del Cómic de Barcelona y el Premio Ourense a la Mejor Iniciativa de Banda Diseñada (2010).

 

La influencia de El Jueves



Si los humoristas gráficos gallegos (y españoles en general) de finales de los años 60 estaban influidos por La Codorniz, en Retranca se advierte la sombra de El Jueves, que, al fin y al cabo era la única revista de humor que había en España en aquellos años. Kiko da Silva, editor y director de la revista, no tiene reparo en reconocer que lo que quería hacer era “un ‘Jueves’ a la gallega”, repitiendo sus aciertos y evitando los errores (“de línea editorial, de distribución, etc.”). Kiko colaboraba en la célebre revista barcelonesa desde el año anterior, 2006, con series como “La puta calle” y “Mileurista”. 

En El Jueves colaboraron también otros dos dibujantes gallegos: Leandro y Alberto Guitián, con historias a medias, de las que los dos eran tanto ilustradores como guionistas.

La influencia de El Jueves sobre Retranca se nota, sobre todo, en la estructura de la revista y en la relación de colaboradores. Aparte de Kiko da Silva, Leandro y Guitián, fueron varios los dibujantes de El Jueves que colaboraron también en Retranca: Mel, López Rubiño, Bernal, Ricardo Peregrina, Jota Jota, Bernardo Vergara, Fer…


En cuanto a la estructura, en las dos revistas hay dos partes bien diferenciadas: una primera de humor gráfico propiamente dicho, sobre un tema de actualidad, con viñetas, tiras y fotomontajes, y una segunda de cómic, con historietas de diversos personajes de una página de extensión.


Los números eran temáticos. Las primeras diez páginas –las de humor gráfico– estaban dedicadas a un determinado asunto de la actualidad informativa. El primero fue “La plaga del feísmo”. Luego vinieron “A Cidade da Cultura”, “A ver se o vemos chegar” (polo AVE), “TV á galega”, “Letras bilingües”, “Baño colteral (Fraga conquista Hollywood)”, “Rebaixas electorais”, “Feijoo contra a crise”, “A gripe porcina esa”, “Xacobeo 2010”, “Os chistes de Rosa Díez”, “Eleccións Municipais 2011”, “Indignados” y tantos otros. El último fue, curiosamente, “El fin del mundo”: el mundo no acabó, pero la revista sí.


La segunda parte de la revista estaba formada por una serie de cómics de temáticas diversas, no relacionados con la política, como “Brais aínda vive cos pais” (Kiko da Silva), “Fito e Pita” (Guitián), “Metrópolis” (Meixide), “Jalisia Kaníbal” (Davila), “Caderno de notas” (Miguelanxo Prado), “Máis aló do telón de Gredos” (Idígoras & Pachi), “Cuestión de opinión” (Mel) ou “Podería ser peor” (López Rubiño).


El suplemento A Nosa Pedra, que nace en el número 2 de la revista, tenía ocho páginas en blanco y negro, que a partir del número 12 pasan a entre cinco y siete y se integran en la numeración general. Con un diseño de periódico, estaba lleno de noticias imaginarias. Llevaba el lema “Xornal de mortos para vivos”, que luego se adaptó al contenido de cada número: “Xornal desacelerado e económico”, “Xornal cinéfilo e antinuclear”, “O xornal dos galegos monolingües”, “O superxornal dos superheroes”…

 

Dos números singulares



El extraño doble número 24


El número 24 presenta una extraña e inédita estructura que no volverá a aparecer: la revista, con el mismo número de páginas con el que venía saliendo últimamente (48), es como dos publicaciones en una, cada una con su tema del informe retranqueiro (la lengua gallega y la fusión de las cajas de ahorros), hasta el punto de que tiene dos portadas impresas en sentidos diferentes, de modo que se puede abrir por los dos lados. En las páginas centrales hay un póster del popular actor vigués Manuel Manquiña realizado por Jacobo que divide las dos publicaciones, que quedan con 23 páginas cada una. El póster se mantendrá prácticamente hasta el final de la revista, aunque no siempre lo hace Jacobo. La parte referida a la lengua gallega incluye siete páginas de A Nosa Pedra, mientras que la de la fusión de las cajas no va numerada.

La cabecera prestada de Charlie Hebdo

El número 33 toma como cabecera la del periódico satírico francés Charlie Hebdo, en solidaridad con él. La publicación acababa de ser atacada por satirizar la sharia y poner a Mahoma en la portada (incendio de la redacción con un cóctel molotov, ataques piratas a la web, sabotaje a la página Facebook –que tuvo que cerrar– con avalancha de mensajes, insultos e amenazas). En la primera página de A Nosa Pedra (la 19 de la revista) se recogía el titular “Atacan cun cóctel molotov a revista satírica francesa Charlie Hebdo” y se reproducían dos de sus portadas: en la primera se veía a Mahoma diciendo: “100 coups de fonet si vous n’êtes pas morts de rire!” (¡Cien latigazos si no morís de risa!), y en la segunda, dos hombres se besaban y se podía leer: “L’amour plus fort que la haine” (El amor es más fuerte que el odio). Charlie Hebdo fue objeto de un nuevo atentado mucho más trágico en el 7 de enero de 2015, cuando que dos yijadistas asesinaron a doce personas e hirieron de gravedad a otras cuatro. Entre los fallecidos se encontraban los dibujantes Charb, Cabu, Wolinski y Tignous.


Las polémicas


Retranca se vio envuelta en dos polémicas a su pesar, aunque, como suele pasar en estos casos, acabó beneficiándose en términos propagandísticos. 

La visita del Papa Benedicto XVI a Galicia


El número 28 (octubre-noviembre de 2010), dedicado a la visita del papa Benedicto XVI a Galicia para poner el broche al Año Santo Xacobeo, estuvo a punto de no salir, porque el impresor (Jiménez Godoy, de Murcia) se negó a entregar los ejemplares de la revista para su distribución, aduciendo su desacuerdo moral con el contenido, especialmente por la portada, en la que se satirizaba sobre el coste de la visita, tres millones de euros, pagados por la Xunta. Para la prensa era una cantidad exagerada, teniendo en cuenta que el papa iba a estar menos de ocho horas en Galicia. Para el Gobierno autonómico el evento se “autofinanció” gracias a la proyección turística que dio a Santiago y Galicia, ya que la radiotelevisión pública gallega (CRTVG) retransmitió la visita a todo el mundo, llegando a 150 millones de personas. Alfonso Rueda, entonces conselleiro de Presidencia y hoy también vicepresidente, afirmó que la visita iba a generar un beneficio de 30 millones de euros.


Según Kiko da Silva, “o que sucedeu foi como sacado doutros tempos. As conversas que tiven co dono da imprenta eran dignas dun diálogo para besugos daqueles que saíannas revistas de Bruguera. Totalmente delirantes. E con amenazas”.


Da Silva reaccionó de inmediato y encontró enseguida un impresor alternativo (y circunstancial, pues no imprimiría ningún número más): Gráficas Anduriña. Los responsables de la revista se referían al caso en el staff de la revista, en la última línea, donde normalmente escribían algún comentario: “Ler 'Retranca' é pecado, segundo di un señor impresor de Murcia. Así que xa sabedes: cando rematedes de ler este número, tres millóns de AveMarías! (sic) Pecadentos”.


En la web de la revista se publicó el 26 de octubre de 2010 un artículo sobre la polémica (“A revista Retranca, especial visita do Papa, ‘secuestrada’ pola imprenta”) en el que, entre otras cosas, se decía:


“É a primeira vez que unha imprenta, cun traballo xa impreso e cun contrato de por medio, decide unilateralmente non entregar a publicación alegando a súa disconformidade cos contidos da mesma. Retranca deixa claro que foi a imprenta a que acudiu á nosa empresa para ofrecerse a imprimir a nosa publicación, sabendo de sobra que se trata dunha revista satírico-política”.


El número 29 (diciembre de 2010-enero de 2011) se dedicó a la polémica creada con el cambio de impresor.  En el staff, los responsables de la revista decían: “Retranca non recomenda imprimir na imprenta Jiménez Godoy, a non ser que sexas [monseñor] Rouco Varela [por entonces, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española], claro!”. La portada era doble. En la página uno, bajo la cabecera de la revista, aparecía el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, hablando por teléfono, y se decía:


“Con quen carallo está falando Feijóo…?

Por que ten esa cara de “acojonao”?

Con Pepiño Blanco [en aquel entonces ministro de Obras Públicas] sobre a chegada do AVE a Galicia?

Con Zapatero [en aquel entonces presidente del Gobierno español] que lle informa dos presupostos para o 2011?

Cos controladores dos aeroportos galegos…?

Ou con Wikileaks que ameaza con filtrar os seus emails amorosos con Galicia Bilingüe?”.


En la segunda portada, también bajo la cabecera de Retranca, aparecía otra vez Feijóo al teléfono con el siguiente texto:“Ola, Feijóo, son Mahoma… Chamábate para saber cando vas gastar tres millóns de euros para levarme a min a Galicia!”.


El editorial (p. 5), estaba dedicado a la polémica, con el título “Retranca quere que volva o Papa”. Entre otras cosas, se decía que habían recibido cartas tanto de apoyo como de reprobación, incluidas entre estas últimas algunas en las que se les acusaba de no atreverse a satirizar “contra los islamistas”, por lo que publicaban esa portada. En honor a la verdad,hay que decir que la alusión a Mahoma quedaba velada por el juego de la doble tapa.


La campaña publicitaria en Vitrasa


Por otra parte, a comienzos de 2009, Retranca contrató con Vitrasa, la empresa concesionaria de los autobuses urbanos de Vigo, una campaña para promocionar la cultura gallega en general y la revista en particular. La intención era promover el debate sobre la cultura gallega, concienciando a la gente de que necesita que se crea en ella para que exista, e intentar que personas de todas las edades conocieran la publicación, de ahí que Retranca pensara en el transporte público para anunciarse. El Circular Centro iba a llevar durante tres meses un anuncio con el lema “Probablemente os deuses non existan, pero a cultura galega si. Por que non falamos das cousas que existen?”.


Pero la campaña sólo estuvo en la calle seis horas, ya que el primer día, el 3 de febrero de 2009, Vitrasa decidió quitar el anuncio del autobús porque “recordaba” a la campaña atea de los autobuses de Barcelona. Entendía que, al tratarse de un servicio público, se debía mantener al margen y no herir susceptibilidades. La revista explicó a la empresa concesionaria que la campaña no tenía ningún interés en el debate religioso, que lo importante del texto era la referencia a la cultura gallega, no a los dioses.


Posteriormente, la revista y Vitrasa llegaron a un acuerdo para reanudar la campaña con un pequeño cambio en el texto. La palabra “deuses” fue sustituida por “Zeus”, de suerte que el anuncio pasó a decir: “Probablemente Zeus non exista, pero a cultura galega si. Por que non falamos das cousas que existen?”. El autobús 525 de la línea Circular Centro hizo su recorrido del 19 de febrero al 19 de abril con el anuncio de Retranca. Además, mostró en su interior –totamente gratis– una exposición de las portadas y reportajes más significativos de la revista.


Según Kiko da Silva, fue “una de esas cosas que pasan porque la gente toma decisiones sin reflexionarlas”. Los abogados de Vitrasa hicieron ver a la concesionaria el error que habían cometido –explica– y a esta le entró tal miedo de que la revista los demandara que no tardaron ni 24 horas en llamarle y pasar de “no sale el autobús” a “sale y te ponemos una exposición”.


Conclusiones 

En la segunda mitad de los años 90 empieza a colaborar en la prensa diaria gallega una nueva generación de humoristas gráficos, nacida entre 1970 y 1975, que a mediados de la década de 2000 alcanzan ya su madurez y coinciden mayoritariamente (Kiko da Silva, Pinto &Chinto, Leandro, Meixide, Davila…) en la revista Retranca (Vigo, 2007-2011), por lo que pueden ser llamados, provisionalmente, la generación de Retranca, destacando el papel de la revista como catalizadora del nuevo humor gráfico en la prensa gallega. 

Retranca es la cuarta revista de humor gráfico editada en Galicia desde la Guerra Civil–después de Can sen Dono, Xó! y Sapoconcho– y la primera del siglo XXI. Además, podemos considerarla propiamente como la primera revista gallega de humor gráfico, porque Can sen Dono y Xo! eran más bien periódicos de humor, y Sapoconcho, el boletín del Museo del Humor de Fene. 

Retranca es la primera publicación gallega de humor gráfico impulsada y controlada por la nueva generación de humoristas que colabora en la prensa desde mediados de los años 90. En Xatentendo.com y O Farelo colaboraron también algunos de estos humoristas, pero se trataba de iniciativas de representantes de la etapa anterior. 

Retranca no es solo una revista de humor gráfico, sino una revista de humor gráfico y de cómic, influida sin duda por El Jueves, de la que toma la estructura híbrida y a buena parte de los colaboradores, empezando por Kiko da Silva (el editor y director de la revista gallega) y siguiendo por Leandro, Gutián, Mel, López Rubiño, Bernal, Ricardo Peregrina, Jota Jota, Bernardo Vergara, Fer…

La revista vivó dos episodios desagradables e inesperados (el secuestro preventivo de uno de sus números por el impresor y la suspensión de la campaña publicitaria en los autobuses urbanos de Vigo) que, a la postre, la beneficiaron en términos de propaganda. Lo que no pudo contrarrestar fue el concurso de acreedores de su distribuidora, Coedis, que la acabó obligando a cerrar, aunque su editor confía en resucitarla algún día.
Retranca, 1, octubre 2007

Retranca, 33, último nº, noviembre-diciembre 2011

Retranca, 28, octubre-noviembre 2010

Retranca, 29, diciembre 2010-enero 2011

mércores, 30 de novembro de 2016

Bordallo Pinheiro y Castelao: padres y cumbres del humor gráfico galaico-portugués

Raphael Bordallo Pinheiro (Lisboa, 1846-1905) y Alfonso Daniel Rodríguez Castelao (Rianxo, A Coruña-Buenos Aires, Argentina, 1950) son los padres y las cumbres del humor gráfico gallego-portugués. Ni Bordallo fue el primer caricaturista de Portugal ni Castelao el primero de Galicia, pero, por la calidad y la influencia de su obra, son considerados los verdaderos creadores –­los legítimos padres– del humor gráfico moderno en Portugal y Galicia, respectivamente. Y todavía hoy, muchas décadas después de su muerte, y a pesar de la existencia posterior de otros artistas a los que se les debe dar también la categoría de maestros –Leal da Câmara, Stuart Carvalhais o João Abel Manta en Portugal; Maside, Cebreiro, Atomé, Quesada, Siro o Xaquín Marín en Galicia–, siguen estando catalogados como las cumbres del humor gráfico gallego-portugués. 

 

Raphael Bordallo Pinheiro (escrito también Rafael Bordalo Pinheiro) revolucionará el humor gráfico portugués con la fundación de cuatro sobresalientes publicaciones periódicas. De 1875 data la primera, A Lanterna Mágica, con la que el humor en prensa conquista la mayoría de edad en Portugal. Es ahí donde, el 12 de junio de 1875, crea a Zé Povinho, símbolo iconográfico del portugués como pueblo, que pronto pasará a prototipo de la sátira caricatural portuguesa.

Tras el cierre ese mismo año de A Lanterna Mágica, Bordallo emigra a Brasil, aprovechando una oferta para trabajar en Río de Janeiro. A su regreso, en 1879 crea O António Maria, cuyo nombre hace referencia a António Maria Fontes Pereira de Mello, el hombre fuerte de la política de la época (primer ministro de 1871 a 1886 durante tres mandatos interrumpidos) y uno de los principales políticos portugueses de la segunda mitad del siglo XIX, al que convertirá en la víctima favorita de sus caricaturas. Es en este periódico donde publica como encarte entre 1880 y 1885 su célebre Álbum das Glórias portuguesas.

O António Maria desaparece en 1885 para reaparecer a los pocos meses con el título de Pontos nos ii. En 1891 el Gobierno lo ilegaliza y Bordallo resucita O António Maria (2ª época), que durará hasta 1898.

A Paródia (1900-1906) es la última gran revista de Bordallo, que publica en ella la serie zoomórfica que podemos considerar como su testamento artístico: “A grande porca: a política”; “O grande can: as finanzas”; “A galinha cega: a economia”; “O grande papagaio: a retórica parlamentária”;  e “A grande toupa: a reacção”. En la publicación colabora activamente Manuel Gustavo Bordallo Pinheiro (1867-1920), hijo del maestro y uno de los raphaelistas más destacables de su tiempo, eclipsado por su padre.

Bordallo revolucionó también la industria de la cerámica, convirtiendo Caldas da Rainha en la capital de la caricatura en barro a partir de 1884, cuando fue reclamado como director artístico por su hermano Feliciano, impulsor de la fábrica.

En 1924, veinte años después de su muerte, se inauguró en Lisboa el Museo Raphael Bordallo Pinheiro, donde se puede admirar una sobresaliente selección de caricaturas y cerámicas del artista portugués.

Alfonso Daniel Rodríguez Castelao debuta en 1909 firmando la portada del primer número de Vida Gallega. Luego fue director gráfico y administrativo del El Barbero Municipal (Rianxo, 1910), pero será en los diarios, y en concreto en los vigueses Galicia, Faro de Vigo y El Pueblo Gallego, donde realizará lo mejor de su obra como dibujante de humor. En el primero, en julio de 1923, nacen sus “Cousas da vida” –su trabajo humorístico más reconocido–, que continuará de 1926 a 1933 en Faro de Vigo. En 1931 publicó el álbum Nós –con dibujos realizados entre 1916 y 1918–, considerado otra de sus obras cumbre.

Aunque el gallego nació e inició su carrera cuarenta años después que el portugués, entre uno y otro descubrimos una serie de interesantes paralelismos.

Los dos parten del estilo de su tiempo para crear una obra genial


Bordallo y Castelao son hijos de su tiempo y, por lo tanto, parten de los estilos imperantes en aquel momento, pero el genio que encierran les lleva pronto a hacerlos suyos y trascenderlos, apuntando nuevos caminos.

Bordallo practica la caricatura naturalista puesta de moda en Europa y América por Honoré Daumier (Marsella, 1808-Valmondois, 1879) y otros caricaturistas franceses en La Caricature (1830-1835) y Le Charivari (1832-1837), fundadas ambas por Charles Phiippon (Lyon, 1800-París, 1862). Pero no cae en las caricaturas “quisquillas” creadas por el francés André Gill (París, 1840-Saint Maurice, 1885) durante el Segundo Imperio, en las que la cabeza es enorme y el cuerpo diminuto.

Castelao practica la caricatura síntesis, de línea, de fuerte pegada modernista, puesta de moda en toda Europa por la revista alemana Simplicissimus, en la que colaboraron caricaturistas como el noruego Olaf Gulbransson (1873-1958) o el germano George Grosz (1893-1959).

La caricatura síntesis desplaza a la caricatura naturalista de la etapa anterior. Ya no se trata de exagerar ningún rasgo, sino de escoger solo los esencialmente expresivos, suprimiendo todos los demás. Como dijo el propio Castelao en su conferencia Algo acerca de la caricatura (1911), “debe copiarse la actitud y la expresión de un momento psicológico característico, sus idiosincrasias si es posible; y todo ello con la menor cantidad de líneas, las indispensables para que se comprenda la expresión, pues ya se sabe que no la anatomía sino la fisiología del individuo (…) es lo que se retrata”.

La síntesis expresiva de sus “Cousas da vida”, realizadas durante los años veinte y primeros treinta del siglo pasado, deviene en realismo en los álbumes de la Guerra. No son las ilustraciones compuestas a base de líneas sencillas, que representaban los elementos esenciales de los personajes, sino unos dibujos en los que predomina el sombreado, el claroscuro y las tonalidades negras. En la serie “Os meus compañeiros”, realizada en Buenos Aires entre 1940 y 1941, el artista alcanza la cumbre del realismo. El estilo de Castelao no siempre fue el mismo y por eso, al referirnos a su obra, hablamos, según el momento, de modernismo, arte japonés, expresionismo o realismo. En cualquier caso, fue un artista autodidacta que no quiso hacer un arte vanguardista, sino que fuese entendido y popular.

Los dos eran más irónicos que satíricos


Tanto Bordallo Pinheiro como Castelao son más irónicos que satíricos, más críticos que panfletistas. La sátira partidista y panfletaria de los caricaturistas anteriores deja paso, con ellos, a un humor moralizante, que pone de manifiesto los vicios de la sociedad para corregirlos.

El historiador portugués Osvaldo Macedo de Sousa dice de Bordallo que “con él nace el dibujo humorístico generalista, recusando la función de denunciador de ridículos para ser un ‘orquestador de motivos risibles’. Prefiere la ironía a la sátira, y aunque ahora opte por reírse con los criticados, en lugar de, no deja de desear ser incómodo. Él definirá entonces el arte del humor como “el mismo que clavar un clavo en el acabado nuevo de una casa, con la protesta de las autoridades. Caricaturizar es destrozar ese acabado”.
 
Lo mismo podemos decir de Castelao. Destrozar ese acabado o morder. En palabras del propio humorista (Humorismo. Dibuxo humorístico. Caricatura, 1961): Poida que non sexan humorismo nin a sátira nin a ironía, mais, con todo, coido que diante das mágoas da terra asoballada calquera humorista de boa cepa galega ten de convertirse en satírico ou ironista […] o meu galeguismo estame sempre dicindo á orella: ti, que podías rir, morde…”.

Por supuesto que el caricaturista gallego es también satírico, pero, como señala Carlos G. Reigosa, su ironía no se desprende nunca del sentimiento para caminar sola. Su crítica puede ser despiadada, pero está siempre acompañada de una inmensa ternura. Por eso, Siro dice que Castelao es esencialmente “un humorista benévolo –un humorista puro–”, aunque una actitud moral lo lleve ocasionalmente a utilizar el sarcasmo.

A los dos podemos aplicar también la siguiente frase de Eça de Queiroz, buen amigo de Bordallo: “La risa es una filosofía. Muchas veces la risa es una salvación. Y en política constitucional, por lo menos es una opinión”.

En cualquier caso, Bordallo es un caricaturista de políticos y artistas, con nombres y apellidos; Castelao (que también dejó grandes caricaturas personales), de caciques y labriegos anónimos.

Los dos crearon escuela


Ambos crearon sendas escuelas que han llegado hasta nuestros días.

Puede decirse que entre 1870 y 1910 el 90 por ciento de los caricaturistas portugueses seguían la escuela de Bordallo y todavía hoy, 110 años después de su muerte, hay humoristas gráficos raphaelistas en Portugal. Entre estos seguidores destacan su contemporáneo Sebastião Sanhudo (Ponte de Lima, 1851-1901) –fundador de O Sorvete, el periódico satírico portugués más longevo del siglo XIX–, su hijo Manuel Gustavo Bordallo Pinheiro o Francisco Valença (Lisboa, 1882-1959), principal dibujante y director de Sempre Fixe, la publicación humorística portuguesa más importante del siglo XX.

En Galicia, antes de la Guerra Civil, entre 1910 y 1936, la práctica totalidad de los caricaturistas estaban influenciados por Castelao, aunque tuvieran sus particularidades.
La etapa que va de enero de 1909 al 18 de julio de 1936 fue la época dorada del humor gráfico gallego, aún no igualada hasta hoy. En un país con pocas publicaciones y menos lectores, llegó a haber cerca de un centenar de humoristas que publicaban viñetas en gallego –o bilingües, para causar más gracia o para diferenciar la condición social o económica de los personajes: el labrador, el pescador siempre hablan gallego; el señorito, el maestro, siempre castellano.

Algunos de estos humoristas eran meros aficionados, pero en el más de los casos se trata de artistas que se sintieron atraídos por la moda del momento, ya que era infrecuente la publicación que no añadía en sus páginas algún mono o caricatura. Salvo raros casos, la mayoría fueron seguidores e imitadores de la obra de Castelao. Algunos de estos artistas llegarían a estar entre los grandes renovadores de la pintura gallega en el siglo XX: Maside, Torres, Seoane, Laxeiro… Prácticamente no hubo un artista plástico gallego que no hiciera humor gráfico en algún momento de su vida: Colmeiro, Granell o Asorey también lo hicieron.

Entre este centenar de humoristas podemos destacar a Carlos Maside, Álvaro Cebreiro, Manuel Torres, Ignacio Vidales Tomé, Eduardo Padín, Prada, Federico Ribas, Cándido Fernández Mazas, Julio Prieto Nespereira, Ramos, Ventura Requejo, Manolo Romano...

Tras la Guerra Civil, y a pesar de que Castelao estuvo proscrito y de que sus “Cousas da vida” no se editaron prácticamente hasta 1971, el espíritu del rianxeiro permanece vivo en autores como Atomé, cuyas viñetas muestran la misma preocupación amorosa por el campesino, o Xesús Conde, que se declaraba “el último discípulo de Castelao”.

Todavía en en los años 70 del pasado siglo Siro fue llamado el nuevo Castelao, aunque, como él mismo dice, sus dibujos se parecen “como un huevo a una castaña". Pero sí es cierto que Siro cimentó su estilo en el estudio del rianxeiro. Y, de otro modo, la síntesis expresiva de Castelao está también en Xaquín Marín o Pepe Carreiro. 

Los dos acertaron a encarnar al pueblo en sus caricaturas


Ambos supieron encarnar a su pueblo en sus caricaturas: Bordallo, en Zé Povinho, el personaje que creó en A Lanterna Mágica en 1875, y Castelao, en cualquiera de sus paisanos (hombres, mujeres, viejos, niños), que expresan la esencia de los gallegos con hondura y verdad.

Zé Povinho, el mayor acontecimiento de toda la ilustración satírica portuguesa, apareció por primera vez el 12 de junio de 1875 en el número 5 de la A Lanterna Mágica y en seguida se convirtió en símbolo de Portugal, como el John Bull inglés, el Tío Sam estadounidense o la Marianne francesa. Pero, por primera vez y casi única en el mundo, Portugal no crea un símbolo iconográfico del país, sino del pueblo. Los otros símbolos son iconos de orgullo nacional, mientras que este es más bien de vergüenza. Según Macedo de Sousa: “No es un icono de orgullo nacionalista, sino una grotesca síntesis del pueblo. Es la imagen del rústico que se mantiene pasivamente indolente delante de las triquiñuelas de los gobernantes, delante de la expoliación de sus pertenencias y derechos, que se mantiene indiferente al progreso”.

Con el tiempo, de icono del pueblo pasará a prototipo de la sátira caricatural portuguesa. Ha sido reelaborado por muchos otros humoristas a lo largo de la historia, con una presencia recurrente. Todavía hoy podemos encontrarlo en la prensa.

A partir del último cuarto del siglo XIX tomó forma tridimensional con la popularización de la cerámica de la fábrica de Caldas da Rainha.

A pesar de la antigüedad y del extraordinario éxito del Zé Povinho de Bordallo Pinheiro, el humor gráfico portugués no ha sido muy dado a generar héroes. La excepción fueron Quim y Manecas, de Stuart Carvalhais –nacidos el 21 de enero de 1915 en el número 898 de O Século Cómico–, pero no era un cartoon político, sino infantil. El mayor héroe del humor gráfico portugués desde Zé Povinho ha sido el Guarda Ricardo, creado por Sam (1924-1993) en Notícias de Amadora en 1971, casi cien años después que el personaje de Bordallo, pero murió con su creador. “La duda sistemática del Guarda Ricardo y del Chefe [su antagonista] marcó, en ironía, las dudas de la transición marcelista, y después de la democracia. Hoy su revisión es un retrato psicológico de la sociedad a lo largo de estos años” (Macedo de Sousa).

Castelao hizo de los problemas de sus paisanos campesinos y marineros el centro de su obra: la injusticia, la emigración, el caciquismo, el régimen foral, la miseria, las costumbres, las creencias, la forma de ser... Como dice Siro, tantos sus dibujos como los textos que los acompañan están sacados del propio pueblo, rezuman una asombrosa autenticidad gallega. Sus estampas “admírannos polo extraordinario dominio que demuestra ó apreixar nunhas poucas liñas tódolos rostros posibles de homes, mulleres e nenos do país. Cando Castelao deseña o rostro enxoito e cheo de enrugas do vello labrego temos ante nós un labrego que se nos amosa familiar, coma alguén que coñecemos un día non sabemos cando. E outro tanto podemos dicir do mariñeiro, do cacique, do cego, do crego, do emigrante ou do vello que pide esmola”.

Los dos dejaron un testamento artístico


Aunque especialmente conocidos por los periódicos A Lanterna Mágica o O António Maria (Bordallo) y la serie “Cousas da vida” o el álbum Nós (Castelao), los dos caricaturistas dejarán lo que podemos calificar de su testamento artístico en algunas obras maestras posteriores.

Bordallo, la serie zoomórfica que publicó en A Paródia en 1900: “A gran porca: a política”; “O gran can: as finanças”; “A galinha cega: a economia”; “O grande papagaio: a retórica parlamentar”; y “A grande toupeira: a reacção”. Podemos considerarla como la síntesis satírica de la visión política de toda una vida.

Castelao, los tres álbumes sobre la Guerra Civil: Galicia mártir (1937). Atila en Galicia (1937) e Milicianos (1938). Los dos primeros muestran, con gran crudeza, la represión ejercida por el bando nacional. El tercero rinde homenaje a los combatientes que defendieron la República. Son, en total, treinta y una obras que fueron expuestos en la Unión Soviética, en los EEUU o en Cuba, pues sirvieron como propaganda política de la República.

Los dos colaboraron en la prensa de Madrid


Tanto Bordallo Pinheiro como Castelao colaboraron en la prensa de Madrid, incluso en un mismo periódico, La Ilustración Española y Americana, claro que uno muchos años antes que el otro.

Bordallo dibujó para El Mundo Cómico (1873), La Ilustración Española y Americana, La Ilustración de Madrid y El Bazar. Su internacionalización no se circunscribió solo a España, sino que llegó también a Francia (L’Unives Illustré) e Inglaterra, donde colaboró en The Illustrated London Almanacy y The Illustrated London News. Para este último periódico cubrió como reportero gráfico (ilustrador) la III Guerra Carlista en 1873, para lo que viajó a España junto al redactor William Ingram. Bordallo llegó a declinar la invitación de ser ilustrador residente de la revista.

Castelao colaboró en el diario El Sol –el periódico de mayor prestigio y tirada en España– desde febrero de 1918 hasta junio de 1922. Igual que Bordallo con The Illustrated London News, rechazó el trabajo fijo en la redacción que le ofrecieron. En el diario madrileño coincidió con el catalán Bagaría, que le consideraba el mejor dibujante español de la época. En El Sol colaborarían también los gallegos Maside, Cebreiro e Torres, en la sección “Los maestros de la historieta”, incluso con viñetas en lengua gallega. Otras publicaciones madrileñas en las que colaboró Castelao fueron El Liberal (1912), El Gran Bufón (1913), El Parlamentario (1914), La Ilustración Española y Americana (1915), La Esfera (1918).

Era la primera vez que los humoristas gallegos eran reclamados por la prensa de Madrid. Después de la Guerra Civil, a partir de los años 50, también colaborarán en ella Julio Cebrián y Alfonso Abelenda (Don José, La Codorniz, El Alcázar en el caso de Cebrián…), pero estaban afincados en Madrid, y más tarde, desde finales de los 60, Quesada (La Codorniz, Arriba, Pueblo…) y Xaquín Marín (Hemano Lobo, La Codorniz…), estos últimos sin dejar de vivir en Galicia.

Los dos emigraron


Los dos vivieron la experiencia de la emigración, aunque que de un modo muy diferente: mientras que en el caso de Bordallo fue temporal y escogida (pasó cuatro años en Brasil trabajando en la prensa después del éxito alcanzado en Portugal con A Lanterna Mágica), la de Castelao en Argentina –donde ya había vivido con sus padres durante su infancia– fue forzosa e indefinida por la Guerra Civil y la dictadura en España.

Tras el éxito conseguido con A Lanterna Mágica, el dibujante portugués fue invitado a viajar a Brasil para trabajar O Mosquito, de Río de Janeiro. A finales de 1878, la redacción de O Besouro, el periódico fundado por Bordallo Pinheiro en Brasil tras el cierre abrupto de O Mosquito, fue asaltada por el populacho, pagado para el efecto y protegido por la policía. El propio caricaturista sufrió, además, dos atentados de sicarios enviados por enemigos que habían sido víctimas de su humor. Bordallo resolvió cerrar la publicación y volver a Portugal en marzo de 1879.

Castelao pasó parte de su infancia y adolescencia en Argentina. A los nueve años marchó allí con su madre para reunirse con su padre, que había emigrado solo antes. La familia vivió en La Pampa, donde Castelao descubrió el humor gráfico a través de Caras y Caretas, la publicación en la que trabajaba el lucense Xosé María Cao. En Argentina pasaría cinco años (1895-1900), antes de volver a Galicia para estudiar bachillerato y Medicina en Santiago de Compostela. Muchos años después, en 1938, debido a la Guerra Civil y la dictadura de Franco, tuvo que partir para el exilio, primero en los EEUU y Cuba, y luego, a partir de 1940, en Argentina (Buenos Aires), donde vivió hasta su muerte en 1950. 

Los dos tuvieron relación con el teatro


El teatro fue la primera vocación de Bordallo Pinheiro, que con catorce años ya trabajó como decorador de sala, escenógrafo y actor en el Teatro Garrett de Lisboa, antes de inscribirse en la Escuela Dramática del Conservatorio de la capital portuguesa, que abandonará. En 1973 y 1974 realizó sendas series de litografías con caricaturas de los principales actores portugueses de la época (João Anastácio Rosa, João Rosa, Francisco Taborda, António Pedro, José Carlos dos Santos…). El teatro estará siempre presente en sus periódicos. Así como fue un cronista de la sociedad lisboeta, fue también un reportero de la vida del Teatro de São Carlos, destacando los estrenos, comentando las vicisitudes empresariales, caricaturizando a los grandes ídolos que por ahí pasaron o usando las grandes óperas para parodiar la política nacional.

Castelao fue un revolucionario del teatro gallego: al inicio de su exilio, escribió en Nueva York Os vellos non deben de namorarse, pero también diseñó los escenarios, el vestuario y las máscaras de los actores, además de dirigirla en su estreno, en Buenos Aires en 1941. Antes, en 1931 había hecho, a petición de Valle Inclán, los decorados y figurines para su obra Divinas Palabras, obteniendo un gran éxito en Madrid.
 

Bordallo Pinheiro, Zé Povinho.
Castelao. "Cousas da vida".



Castelao. "A derradeira lección do mestre".











Bordallo Pinheiro. "A gran porca; a política"


domingo, 20 de novembro de 2016

Xosé Lois: “Non sei se son xornalista. Aos humoristas nunca nos invitan a formar parte dun colectivo de xornalistas"



Félix Caballero

Extracto da entrevista contida no libro O humor en cadriños (Morgante, Cangas, 2012)

 

Xosé Lois González Vázquez (Xosé Lois ou O Carrabouxo) naceu en Ourense o 3 de abril de 1949. Desde 1982 publica diariamente en La Región de Ourense a viñeta do Carrabouxo, do que se editaron varios libros recompilatorios e ao que se ergueu unha estatua no Parque de San Lázaro da capital ourensá. Colaborou n’A Nosa Terra desde 1979 ata o peche do xornal en 2011, primeiro coas tiras da Sabeliña, unha nena labrega crítica e retranqueira, e logo con viñetas soltas. Entre os numerosos premios que recibiu destacan o Galicia de Xornalismo, o Galicia de Comunicación e a Medalla Castelao, os tres outorgados pola Xunta de Galicia.


Que é o humorismo para vostede?

O humorismo ou o humor e unha das cousas que máis se teñen definido, e polo tanto máis indefinidas. A definición que mais me gustou é a de Pierre Daninos: “O humor é o martirio dos definidores”.  Hai outra, menos humorística, que é da autoría dun galego, o profesor Baliñas, que di: “O humor é un castigo colectivo contra a perda da identidade”, e explica por que nos fan rir o castrapo, o autoodio dos galegos, etc.

Séntese debedor da tradición de Castelao e dos humoristas gráficos galegos anteriores á Guerra Civil? Cales foron as súas principais influencias como humorista gráfico?

Síntome debedor, aínda que non herdeiro. Para min, Castelao é un mestre, aparte da calidade do seu humor, no que se refire á concepción deste como un elemento de identificación da sociedade galega, incluso como unha arma de emancipación, de denuncia da nosa situación dependente… Porén, eu persoalmente tamen me sinto ensinado por Forges (tamen tén raíces galegas), a quen devorei en Madrid, onde eu estudaba na época do 68, cando as súas viñetas invadían os bares da zona universitaria da Moncloa. Penso que tamén me influíu Périch e, entre os galegos actuais, Quesada.

Hai que coidar moito o debuxo no humor gráfico? Como definiría a súa técnica de debuxo?

Hai que coidar o debuxo e o demais, cada un segundo a súa ciencia, aínda que te paras máis cando fas un cartaz ou participas nunha determinada campaña, e máis os que facemos unha viñeta diaria. Eu teño que dicir que me paro máis en discurrir o contido que na calidade do debuxo, dentro dunha dignidade mínima. O que si procuro é que o debuxo sexa o máis expresivo posíbel da situación ou do contorno, cando son relevantes. Claro que, en xeral, as miñas viñetas son de texto, xogos de palabras, reflexións. Que conste que aprecio e considero de moito valor a viñeta de contido gráfico, e eu alédome moito cando me “sae” unha boa. De todas as maneiras, neste país, coa sua lingua sen normalizar, vén ben utilizar os textos canto máis mellor.

Que tenta pór de manifestó co seu traballo?

Unha visión da vida cotiá a través do prisma do humor e tamén da miña ideoloxía, que loxicamente se reflexa nas miñas viñetas por lealdade conmigo e mais co lector.

Que busca no lector: o riso, o sorriso, a reflexión, o cambio de opinión…?

O primeiro que tento coas viñetas é facer rir; o segundo, sorrir; e o terceiro, reflexionar. Despois quero transmitir a miña visión dos sucesos que ocorren ao noso arredor. E logo, se podo, transmitir ideas para o que queira aproveitalas se lle parecen boas.

Como xurdiu O Carrabouxo? Como o definiría? Evolucionou co paso do tempo?

O Carrabouxo xurdiu coma unha ferramenta para acceder á viñeta diaria, despois de levar anos publicando semanalmente n’A Nosa Terra ou mensualmente en Ceibe, etc. O nome é unha palabra moi fermosa que se aplica a esa excrecencia do carballo que noutros sitios lle chaman bugallo, bugalla, etc., que é unha especie de defensa do carballo contra unha invasión exterior: a posta dunha mosca. Evolucionou co paso do tempo, fíxose máis estilizado, pero conserva dúas cousas: é o personaxe máis alto sempre e non se lle ven os ollos.

O Carrabouxo xoga coa linguaxe dun xeito abraiante. Que importancia ten o xogo de palabras no seu humor?

O xogo de palabras é o que máis se prodiga no meu humor. E a xente recíbeo moi ben. Este é un reto que asumín porque son do interior e non teño problemas coa estrutura do idioma, á marxe de algunas variacións da normativa ao longo dos anos. Penso que é bo que xoguemos coas palabras do noso idioma, que estivo tantos séculos sen escribirse. Penso que hai que xogar con él, zugalo, movelo, comelo, visibilizar as súas particularidades e devolverllo á xente que o fala e que o pensa.

Co Carrabouxo, vostede acadou varias cousas verdadeiramente inusuais nun humorista gráfico. A primeira, que vostede sexa coñecido co alcume do propio personaxe…

O Carrabouxo é un pseudónimo e alcume que eu aceptei de boa gana porque é moi sonoro e moi enxebre, e máis para min que teño uns apelidos tan “internacionais”. Incluso o utilizo eu como identificativo cando chamo por teléfono, me presento a alguén ou asino algún traballo escrito.

Que lugar debe ocupar o humor gráfico na prensa de información xeral? As páxinas de opinión? As de lecer? É o humorista gráfico un xornalista, un editorialista?

No  meu caso, a viñeta vai nas páxinas de opinión. En consecuencia, eu son un comentarista máis. Aínda que hai xente que di que o chiste é ás veces un editorial, sería moi sui xéneris, pois en xeral non coindido coa liña editorial do xornal. Se son xornalista? Non o sei .Os humoristas escribimos e e debuxamos nun xornal. Porén, nunca nos invitan a formar parte dun colectivo de literatos nin dun de artistas, nin dun de xornalistas. Non somos nada, ao parecer.

Censuráronlle traballos? Hai censura no humor gráfico en Galicia hoxe en día? E autocensura?

A min deixáronme de publicar traballos. Moitos, ao longo da miña vida, aínda que se cadra non se lle pode chamar censura, senón liña editorial. Eu non piso a redacción do xornal, polo tanto mando a viñeta “a pelo” e corro o risco de que non se publique. Ao mellor, se debuxara na redacción, sería o director quen directamente me correxise sobre a marcha se fixese unha viñeta inconveniente, e eu cambiaríaa, ou non, non sei. Pero ao marxe da censura, teño publicado viñetas incribles en relación á liña do xornal e aos seus compromisos políticos, o cal é de apreciar. E debo dicir que a viñeta que máis difusión tivo foi unha do Carrabouxo que a dirección decidiu non publicar, pero que alguén da redacción a puxo na rede e chegou a todas partes.

O Carrabouxo, La Región

O Carrabouxo, La Región, 2002.

O Carrabouxo, La Región, 2009.

O Carrabouxo, La Región, 2010

A Nosa Terra.

A Sabeliña, A Nosa Terra, 1979.